Watchmen, de Zack Snyder.

24 03 2009

Foucault decía que  la verdad es un discurso de poder, y que la producción de nuevos  discursos se da como un acto de rebelión frente a otros, mas poderosos y consolidados, y este acto de rebelión que implica disociarse y alejarse de nuestro esquema de relación y fundamentos teóricos, tiene como resultado la iluminación de otro aspecto de nuestro objeto de estudio, un aspecto que no veíamos antes.

Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons se inscribe perfectamente dentro de esta idea. Moore y Gibbons iluminaron toda una cara del género de superhéroes. Esos superhéroes, mitos modernos, no hacen más que hablar de nosotros mismos pero en una clave fantástica. Una hipérbole de nuestros miedos, nuestros deseos, nuestras aspiraciones. Como discurso de poder (y contestatario del poder vigente), Watchmen se convirtió en el quiebre definitivo, a partir de en entonces el comic no volvería  a ser el mismo

La adaptación al cine de Watchmen es un proyecto que viene dando vueltas hace mucho tiempo. Desde Terry Gilliam, miembro ilustre de Monty Phyton y director de genialidades visuales como Brazil o 12 Monos, o un nihilista irremediable como Darren Aronosky, director de Pi y Requiem for a Dream, coquetearon con la idea de adaptarla. Gilliam concluyó que era imposible adaptar Watchmen, alegando que era una obra que se anclaba sobre el comic como medio y  explotaba al máximo sus recursos: lo que habían hecho Moore y Gibbons simplemente no podía hacerse en el cine. Aronofsky se perdió en la marea  del rosqueo Hollywoodense. La realización entonces terminó cayendo sobre las manos de Zack Snyder, un director de la generación que profesa la idea de que una película es un video clip de dos horas y media. Sus obras anteriores también son adaptaciones o reversiones, Dawn of the Dead actualiza al digital el clásico de zombies de George Romero,  y 300, basado en el comic de un Frank Miller que maniquea el conflicto Occidente-Oriente con espartanos desnudos, inspirado tal vez un poco en esa vieja película con Charlton Heston que podíamos ver las tardes de sábados de acción.

Watchmen es distinto. No inscribe al género de  Zombies, ni de la  Guerra. Es una obra fundamental, uno de los pocos comics que ganó concursos literarios prestigios, el antes y después del género y la industria, una obra que desnudo el clima de época desde y para la cultura de masas, tomando todos los elementos del género y recombinándolos, iluminando unas cosas y oscureciendo otras, el resultado: un nuevo paradigma, un nuevo código, para contar una historia de superhéroes.
La adaptación entonces hace un enorme y parcialmente exitoso trabajo para mantener aquellas cosas que  la habían hecho grande. Sin tomarse muchas libertades creativas, yendo a lo obvio a veces, quitando aquellas cosas que podrían pensarse estaban de más, pero que seguro volverán en una  eventual edición en DVD. Un trabajo de buen alumno que apunta a sacar una buena nota.

No se duda de que Watchmen, logra captar el elemento ucrónico, a pesar de ser una película que transcurre en 1985, la música que escuchamos es  Dylan, Hendrix, Joplin:la banda de sonido de un mundo al borde de la guerra, donde la polaridad no existe, pero la incertidumbre del holocausto nuclear esta más cerca de lo que nunca estuvo. Nixon y Kissinger pretenden decidir el futuro del mundo de este 1985 hipotético, la presencia del Doctor Manhattan despolariza el conflicto, pero acelera el holocausto,  la sociedad se rebela contra los abusos de poder, y los héroes enmascarados son apenas un emergente de esta sociedad que parece un autobús prendido fuego cayendo a trescientos kilómetros por hora por un barranco. Todo eso, por suerte, sigue en la película.

El cambio mas radical respecto del comic es el final. Tal vez algo hasta esperable. Watchmen, el comic, fue concebido para ser releído varias veces, el descenlace cobraba sentido al descubrir las pistas que había en el fondo, ocultas en varias viñetas y diálogos. En la película, el final no es tan des concertante, aunque busca el mismo efecto en la trama: se soluciona el  misterio de la primera escena/página, los motivos de todos los personajes son puestos a prueba, y las decisiones que tomen afectara sus vidas para siempre: muerte, exilio, y arrepentimiento.

Se pueden decir otras cosas, que hay secuencias calcadas del comic que resultan en  un pasaje muy prolijo, que ninguna de las actuaciones asombran, e incluso algunas son olvidables (Matthew Goode como Adrian Veidt/Ozymandias, a pesar de esa interesante reversión de un Marck Bolan enmascarado, no logra cautivar), y tiene una cuota de sexo, gore y violencia que no creo que el comic tuviera: las marcas que veces  usa Hollywood para hacer notar que una película es adulta.