Gaming la vida loser

28 03 2010

La escena argentina rolera siempre ha sido muy apasionado de la saga de películas The Gamers. La primera se proyecto al final de la jornada de los treinta años de D&D en la Facultad de Derecho. Uno de esos eventos roleros legendario que todavía quedan guardados en nuestra memoria. Cerrar la jornada con esa película, en la inmensa sala de proyección de la Facultad  , fue mágico. La proyección de la segunda parte fue un evento en sí mismo. Lo cual ya hablaba de la pasión que habia generado la primera. Armar una jornada especialmente para ver una película, habla mucho de la película.

Durante años, ambas películas tuvieron la mejor de las prensas, no había reunión rolera donde alguien no comentara una escena de la película, o una partida de rol donde alguna situación en el juego referenciara con alguna de las muchas anécdotas que se cuentan The Gamers.

Hasta ayer solo había visto la uno. De hecho la vi varias veces, y siempre le encontraba algo divertido. Era una de esas películas que, independientemente del presupuesto y el despliegue técnico, estaban hechas con amor al hobby. Veías The Gamers y te daban ganas de jugar. o te recordabas algo gracioso que te había pasado,. Habiendome gustado tanto la primera parte, era medio tonto no haber visto nunca la dos. Finalmente, ayer mismo, la baje de un torrent y la vi antes de irme a dormir, después de haber visto la increíble Grindhouse: Death Proof.

The Gamers 2: The Dork Rising, es una pelicula muy diferente a The Gamers  Por un lado tiene una trama. Mientras que The Gamers una colección de escenas, y un final inesperado, rozando lo lyncheado,  The Gamers 2 narra la historia de un calvo y frustrado DM que esta tratando de concluir una campaña de D&D 3.5 (sabemos que es asi porque tienen los manuales) con su grupo de de juego, que vendría a ser la colección de roleros mas desagradables de la ciudad, el peor grupo imaginable: un ruleslawyer obsesionado con «ganar», un flaquito que proyecta todas sus inseguriades sexuales en el juego y un grandote con problemas severos de anger managment, por última se agrega al grupo una chica n00b, ex novia del ruleslawyer. Mas o menos de entrada la película nos obliga a empatizar con el DM: apenas tiene personalidad, y le pasan todas las cosas horribles  imaginales, como que su grupo solo lo conoce por su nick y todos consideran que su campaña es un embole.

La referencia más directa que se me ocurre son las peliculas de Kevin Smith, sobretodo Clerks. Pero mientras  Clerks brillaba por unos diálogos asombrosos, que Tarantino o Woody Allen soñarían con escribir, en The Gamers los pibes son demasiado aburridos como para decir algo con onda.No solo eso, a pesar de que los personajes de Clerks era fracasos potenciales (y como confirmamos en Clerks 2, lo seguían siendo)  hay algo en sus vidas que resulta atractivo, como si hubiesen logrado hacer significar su vida vacía. Nada de eso ocurre en The Gamers. Todos y cada uno de esos roleros son los que prefererías evitar en cualquier lado, al punto que la n00b, parece más unas sadista por juntarse con esos mongoloides.

¿Qué nos dice The Gamers sobre nuestra escena rolera? Varias cosas. En una nota benigna, tal vez los  roleros están (estamos) muy acostumbrados a consumir cualquier cosa que les (nos) pongan delante y que tengan pegada la palabra rol. Eso explique el fenómeno The Gamers en las jornadas y eventos. Los chistes sobre el metajuego no son muy habituales en la tele y el cine, verlo en una pantalla a veces puede ser refrescante, aunque medio ghetto. The Order of The Stick o Goblins, por mencionar otras obras de origen rolero de gran popularidad, pero que en sus mas recientes encarnaciones se han vuelto mediocres y predecibles, son muestras de que tenemos mal alimentado el cerebro y el criterio. Pero la observación más maligna que se me ocurre, es que en definitiva, los roleros nos identificamos con los peores estereotipos posibles. Nos causan gracia, y seguimos reproduciendo, las peores conductas, las peores motivaciones para seguir jugando rol, seguimos siendo escritores frustrados, y gente que no tiene amor y sexo, y que por eso sigue jugando rol: jugamos rol porque no podemos rellenar nuestras vidas de algo interesante. Y cuando nos tenemos que reír de eso, ni siquiera lo podemos hacer bien.